Nimona: una puerta hacia otra generación

Después de la generación Z, la generación Alfa (es decir, los nacidos a partir de 2010) ya se lleva el 17% de la población mundial. A ese segmento parece ir dirigido Nimona, producción que, como síntoma de la época, Disney rechazó y que ahora está nominada al Óscar a la Mejor película de animación.

Tenemos a Chloë Grace Moretz en uno de los mejores papeles de su carrera, y tenemos a Riz Ahmed en un rol tan humilde como firme. Y el combo sigue con una niña que puede transformarse en lo que sea, un caballero que busca restaurar su honor y una serie de referencias a la moral de otros tiempos (¿o de estos?), el lenguaje de las redes sociales, la IA y, sobre todo, el vigilar y castigar de Michel Focault.

En concreto: la niña Nimona quiere ayudar a Ballister (caballero homosexual y discapacitado que, además, nació en la pobreza) a destruir a los que lo injuriaron. Ballister pretende, en cambio, descubrir la conspiración que le arrebató su lugar junto a la directora de un llamado Instituto que rige los destinos del reino desde tiempos inmemoriales.

Pero ambos son vistos como villanos, ¿y pueden realmente escapar de la mirada de una sociedad que nunca baja la guardia? Por eso, al mismo tiempo y con sutil gracia, la película satiriza y parodia tiempos donde la opinión inmediata tiene más valor que cualquier otro tipo de conocimiento.

La creatividad entra al galope a la hora de construir este reino. El neón de Blade Runner juega con los viejos cuentos medievales y la tecnología actual. Además, el descontrol logra desbordar al cliché y, por suerte, a una fórmula que bien podría haber sido efectivamente de Disney. Otra cosa linda: el dorado representa a los valores considerados inamovibles por esta sociedad, mientras a nuestros antihéroes los envuelven verdes, rojos y rosas.

Ante un ritmo irregular y cierto regocijo en la rebeldía en sí misma, los personajes sobresalen con sus dudas morales. El “metal” que Nimona invoca, aunque anacrónico, cae bien a la trama. Y, pese al inevitable parecido con el mensaje de Monstruo del mar (2022), concluye con mérito propio. El reflejo de una nueva generación está en marcha.