En tiempos de cuarentena, Netflix estrenó hace pocos días Cata amarga, drama dirigido por Prentice Penny, que aborda un dilema claro: ¿seguir el legado familiar o iniciar un legado propio?
Si bien se trata de una cuestión abordada en muchas ficciones, el disparador de esta producción resulta original, ya que el protagonista Elijah (Mamoudou Athie) no quiere ser cantante o actor (como vemos en tantos casos), sino que quiere ser sommelier.
Su padre, dueño de un restaurante, piensa en su hijo como el próximo manejador del local, sin embargo el joven parece no tener los mismos planes para su vida. A partir de esto Elijah lucha ante las exigencias y detalles de sus estudios, las presiones familiares, pero cuenta también con el apoyo de su madre y de su novia.
La premisa está bien planteada y las actuaciones son sin dudas lo más destacado del film. Por momentos, el guion demuestra algunas deficiencias, pero la producción retoma su cauce a tiempo para mantener entretenido al espectador.
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