Crítica: Sex Education

Título original: Sex Education

Año: 2019

País: Reino Unido

Género: Comedia dramática

Creada por: Laurie Nunn

Protagonistas: Asa Butterfield, Ncuti Gatwa, Emma Mackey, Gillian Anderson, Chinenye Ezeudu, Connor Swindells, Patricia Allison, Kedar Williams-Stirling, Aimee Lou Wood, Tanya Reynolds, George Robinson

Producción: Eleven

Plataforma: Netflix

Temporadas: 3 (hasta 2020)

Duración capítulos: 45 minutos

Netflix confirmó la tercera temporada de Sex Education, producción británica que, con un tono alegre pero no jocoso, trata con seriedad las problemáticas íntimas de los personajes e inherentes al curso de sus vidas, desarrollo de sus personalidades y felicidad. Estrechamente ligada a las problemáticas actuales, nos desafía a medir nuestra modernidad.

La trama gira en torno a Otis (Asa Butterfield), un joven próximo a terminar la secundaria que se encuentra bloqueado sexualmente, en gran medida por la incomodidad que le genera la profesión de su madre, Jean (brilla en este rol Gillian Anderson), una famosa terapeuta sexual. A pesar de su falta de experiencia, Otis descubre que tiene un gran potencial para aconsejar a sus pares. Esta habilidad es inmediatamente detectada por la hermosa, solitaria e inalcanzable Maeve (Emma Mackey), quien le propone iniciar una clínica de problemáticas sexuales a cambio de dinero. Este será el disparador para hablar de temas como masturbación femenina, douching, vaginismo, dirty talking, bisexualidad, aborto o apatía sexual.

Merece una mención aparte la relación entre el alegre y excéntrico Eric (Ncuti Gatwa) y Adam (Connor Swindells), el matón que lo insulta y golpea constantemente por ser gay; ambos cargan con el peso de sus respectivas familias: religiosos africanos, en el caso de Eric, y un padre reprimido y duro, director de la secundaria, en el caso de Adam. Se destaca, también, la solidaridad entre mujeres, resaltada en la segunda temporada a raíz del acoso que sufre Aimee (Aimee Lou Wood) en el colectivo.

Es cierto que, aun en la diversidad que presenta, cuenta con algunos tópicos pendientes: la única protagonista gorda no tiene sexo, no hay actores trans ni casos de poliamor. Sin embargo, la serie para la pelota y plantea el sexo como algo natural, positivo y necesario, promoviendo un intercambio generacional para liberarnos de nuestros fantasmas. Es la sorpresa de la pantalla chica, la serie que no sabíamos que necesitábamos.

Lo mejor: directa, pero no chabacana.

Lo peor: faltan más cuerpos reales con looks menos trabajados.

Brinda: Esperanza y reflexión

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