Crítica: Minari

Por Julián Haramboure

Confusión, sorpresa e incertidumbre son las sensaciones que se observan en Monica (Yeri Han) cuando conoce su nuevo hogar. Ese plano de su rostro es la introducción indicada para adentrarse en Minari, película dirigida y escrita por Lee Isaac Chung.

 

El film, que también tiene a Brad Pitt como uno de los productores ejecutivos, cuenta la historia de una familia coreana que, a inicios de la década de los 80, se muda a Arkansas, Estados Unidos, en búsqueda de una nueva y exitosa etapa. El plan de Jacob (Steven Yeun) es arriesgado, pero cualquier idea lo motiva a alejarse de su empleo anterior. El hombre instala una casilla rodante en el medio de un terreno vacío que busca convertir en granja.

Más allá de esta presentación, el verdadero protagonista es David (Alan Kim), el hijo menor de la pareja, quien sufre de una dificultad cardíaca, por lo que tiene un cuidadoso seguimiento de sus padres. El niño es curioso, algo travieso y confidente de su hermana Anne.

 

Tras una primera media hora donde la producción presenta la idea general y a la mayoría de sus integrantes, aparece la abuela Soonja, quien llega desde Corea debido a que se encontraba sola en su país. Es este personaje el motor de la película, el que le da ritmo, picardía, humor y drama. Todo gracias a una interpretación espectacular de Youn Yuh-Jung; tan es así que la actriz cuenta con chances concretas de nominación al Óscar.

 

El mencionado disparador da lugar a diversas subtramas. Entre ellas, se destaca la particular relación entre la abuela y David, quien, en principio, es reacio a entablar un trato amable con ella. No obstante, a medida la conoce, encontrará que pueden ser muchas las cosas que los unen. Esa relación, llena de ingeniosos diálogos y gran química, es de los puntos fuertes de Minari.

 

El otro tema que se desprende es la tensión entre Jacob y Monica ante las complicaciones que se presentan en el día a día y frente a la ausencia de certezas de cara al futuro. La cinta no es sólo un retrato de infancia (que, en algunos fragmentos, puede recordar a la brillante Florida Project), sino también un reflejo de las distintas etapas de adaptación por las que puede pasar un grupo de inmigrantes en un lugar tan distante (geográfica y culturalmente) al de origen.

La dirección es muy prolija y eficiente, logrando momentos sólidos y disfrutables. Pero, más allá de un hecho dramático que mantiene atento al espectador, los momentos de cierre no tienen la potencia necesaria. Y, si bien la resolución cuenta con un tinte poético interesante, está ejecutada de manera un tanto brusca. Otro aspecto más negativo que positivo es la música: en algunas escenas resulta muy lúgubre, fuera de tono ante la propuesta narrativa.

 

Más allá de estos detalles, se trata de una de las películas más interesantes del año y tendrá, probablemente, más de una mención en los próximos premios de la Academia. Son casi dos horas que invitan a la reflexión de diversos temas, con un tono cotidiano y muy realista.

 

🤩 Lo mejor: la actuación de Youn Yuh-Jung.
😒 Lo peor: el desenlace, de valor poético, carece de una ejecución acorde.

Valoración: Muy buena 👏

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