Crítica: Las mil y una

Por Julián Haramboure

La joven directora argentina Clarisa Navas presenta una interesante propuesta en la plataforma CineAR. La película tuvo gran aceptación en importantes festivales de Europa y Asia.

 

Se trata de un film que rompe con los lugares comunes y cuenta con un destacado realismo, desde su contenido y desde la manera de filmar. Es una historia de amor entre dos mujeres de personalidades muy opuestas: Iris (Sofía Cabrera), tímida y retraída, y Renata (Ana Carolina García), una joven rebelde y que vive sin pensar en el qué dirán. Todo esto se da, además, en el particular contexto del barrio Las Mil Casas, ubicado en la periferia de la provincia de Corrientes, lugar donde se crió la directora. Allí aún abundan los prejuicios.

Además de la pareja protagónica, tiene vital importancia la participación de Darío (Mauricio Vila) y Ale (Luis Molina), los primos y mejores amigos de Iris, quienes no sólo son el sostén anímico de la chica, sino que además funcionan para que la historia aborde temas como el despertar sexual adolescente. De hecho, uno de los momentos más sólidos es cuando uno de estos personajes lee un monólogo sobre el amor y da una clara perspectiva posmoderna sobre el mismo.

 

Otro punto destacado es cómo se tratan temáticas y situaciones complejas y duras sin caer en golpes bajos ni morbo barato, aspectos en los que muchas veces incurre el cine argentino actual. Por suerte, y por la capacidad de una directora de alto nivel, este film no se preocupa por el mero efectismo, sino que apunta a una profundidad conceptual más rica.

Para un seguimiento casi en primera persona de Iris, Navas utiliza desde el inicio un plano secuencia. Este es un recurso valioso, en especial para la introducción de la historia, pero luego se vuelve un tanto reiterativo. Algunas escenas también tienen una lentitud válida para generar realismo, pero que pueden resultar extensas. Es por ello que, incluso para mayor solidez del relato, el film tendría aún más fuerza si durara unos 15 o 20 minutos menos. En relación al desenlace, el mismo consigue intensidad previa, aunque deviene un tanto difuso.

 

Más allá de estas cuestiones, el trabajo de la realizadora con cada uno de los actores es muy valorable y logrado, y varias escenas tienen una notoria calidad visual y artística. No es sólo una correcta película sobre el género LGBT, sino también un retrato social acerca de temáticas alternativas y emergentes sobre las que vale la pena pensar.

 

🤩 Lo mejor: la dirección de Navas y sus decisiones al momento de contar los hechos.
😒 Lo peor: Algunas escenas parecen estar de más; el film sería más sólido con unos minutos menos.

Valoración: Buena 👍

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