Crítica: La crónica francesa

La Crónica Francesa no es una excepción al estilo de Wes Anderson. Un film donde el excentricismo, la simetría y una paleta de colores pastel son una constante, sumado al maravilloso uso del blanco y negro.

Lamentablemente olvidada por los Óscars, esta peculiar historia se nos presenta a través de un acontecimiento puntual, un obituario sobre el fallecimiento de Arthur Howitzer Jr. (Bill Murray), el septuagenario jefe de redacción del periódico “The French Dispatch”, magazine de origen estadounidense publicado en el pueblo ficticio de Ennui, Francia, en el siglo XX. Se trata de un proyecto que comenzó como un pasatiempo regional entre un joven Arthur y su padre en Kansas, para luego transformarse en una columna de la que formaban parte los mejores periodistas expatriados de la época, quienes trataban diversas temáticas internacionales.

Las complejidades de la vida y relaciones humanas, la migración, la búsqueda de cambio y el existencialismo son puntos clave en la película, ya que están presente en todas las historias a pesar de las diferentes cualidades de sus protagonistas.

Por un lado, tenemos al encarcelado Moses Rosenthaler (Benicio Del Toro), asesino y artista, agotado por la exigencia de su arte y, a su vez, enamorado profundamente de su musa inspiradora. Por el otro, tenemos a Zeffirelli (Timothée Chalamet), estudiante revolucionario de los años 60, con ciertos aires guevarianos. Finalmente, está Roebuck Wright (Jeffrey Wright), escritor afroamericano y homosexual que encontró refugio en la París intelectual de la posguerra y se verá involucrado en una operación de rescate.

Anderson le ofrece al espectador un film muy personal, ya que logra plasmar en cada uno de los actos el aprecio y respeto que siente hacia el periodismo, inspirándose en personas de la vida real para caracterizar a cada uno de los personajes. También decidió homenajear a Francia, país en el que ha pasado mucho tiempo a lo largo de los años, y cuyo cine admira y consume.

El rol del periodista y el género de la crónica atraviesa cada una de las historias, sumergiéndonos en el universo de la escuela periodística donde el reportero iba tras la noticia y, hasta cierto punto, formaba parte de ella y suscitaba cierta influencia. Sumado a esto, la trama está contada de una forma sencilla y elegantemente refinada, pero sin dejar de lado la humorada ni el drama.

Todo esto se complementa con momentos de animación y un notable y amplio casting. Pero, si bien, es un film con virtudes y recursos, por momentos puede volverse algo sobrecargado. Además, los cortes entre una historia y otra pueden hacer que al espectador le cueste más sentir empatía con los protagonistas, ya que constantemente debe prepararse para lo nuevo. Sin embargo, si las vemos sin pretensiones, resultarán una experiencia mucho más agradable.

Es muy probable que no sea la mejor película de Anderson. Sin embargo, sus actuaciones, estética, manejo de cámara y la banda sonora de Alexandre Desplat se complementan adecuadamente. Lograrán apreciarla aquellos que estén ligados a este mundo periodístico.