Es un secreto a voces, pero muy pronto podría dejar de estar en ese extraño rincón del audiovisual para llegar a las plataformas de streaming más populares (por ahora, está en Filmin). Y no sería por marketing o reemplazo de otra serie, sino por su propio peso: lo único que no tiene Inside No. 9, antología británica que comenzó en 2014 y confirmó una sexta y séptima temporada, es una duración mayor a los 30 o 40 minutos.
Creada por Steve Pemberton y Reece Shearsmith, cada capítulo de la serie es totalmente independiente de su predecesor. Justamente, las dos únicas fijas son la presencia de sus propios creadores y el número nueve como disparador de las situaciones.
Siempre en espacios cerrados y siempre con un inicio sencillo (la llegada de alguien a una casa, un pasajero de tren que se va a dormir, una visita familiar, un empleado que empieza un nuevo trabajo, etc.), las tramas son como un árbol que, rama tras rama, ubica la atención -y tensión- del espectador en otros lados. Y cuando todo se vuelve a encauzar, ya nada es como antes, e incluso puede haber dos o hasta tres giros de guion en pocos minutos.
Todo puede suceder tanto en un entorno actual o medieval, real o sobrenatural, o con formato de film clásico para pasar al de reality show o entrevista: la renovación narrativa y actoral es constante. “Cada capítulo es un reto”, afirmó su productor, Adam Tandy, en una entrevista con Página/12. Le sobran razones.
Si el nueve intenta representar esas instancias en que todo parece perfecto pero algo se desvía, la serie se encarga de aportar la cifra que falta para convertirse en una de las mejores series de la historia, al menos, en cuanto al género de antología.
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