Crítica (especial): Borgen

El retorno de la política danesa

Título original: Borgen

Año: 2010

País: Dinamarca

Género: Drama

Creada por: Adam Price

Protagonistas: Sidse Babett Knudsen, Birgitte Hjort Sørensen, Pilou Asbæk, Mikael Birkkjær, Freja Riemann, Emil Poulsen, Thomas Levin, Søren Malling, Lisbeth Wulff, Benedikte Hansen, Anders Juul

Producción: Danmarks Radio, Norsk Rikskringkasting, Sveriges Television, Yleisradio, SAM Productions

Plataforma: Netflix

Temporadas: 4

Duración capítulos: 58 minutos

La exitosa serie política danesa regresará en 2022 con su cuarta temporada a través de Netflix. La historia, ficticia, pero con fuerte influencia de la realidad, se centra en la vida de Birgitte Nyborg (Sidse Babett Knudsen), en su llegada y trayecto como primera ministra del país. Personaje de sólido diseño, la transparente funcionaria debe lidiar con la rivalidad interna que se da entre su idealismo y el costado sucio del ambiente.

Se trata de una creación de Adam Price, quien continuará como principal guionista. El título hace referencia al palacio gubernamental de Christiansborg, conocido coloquialmente como Borgen. La serie muestra las diversas estrategias políticas de los distintos partidos y cómo no siempre juegan con cartas limpias.

Política, prensa y drama

Además de lo que ocurre dentro del edificio de gobierno, la producción tiene como su otro ítem fundamental al rol de la prensa, el cual se enmarca en especial en dos lugares, el medio público TV1 y el periódico sensacionalista The Ekspress, editado por el inescrupuloso Michael Laugesen (Peter Mygind).

En el ámbito periodístico resalta la presencia de Katrine Fønsmark (Birgitte Hjort Sørensen), una audaz y valiente reportera que se distingue por su capacidad de investigación sin importar las consecuencias. El otro personaje a destacar es el de Kasper Juul (Pilou Asbæk), asesor de prensa de Nyborg que, en el pasado, tuvo una impactante relación amorosa con Fønsmark.

Si bien cuenta con escenas de tensión y de alto nivel dramático, los primeros episodios mantienen, en general, un ritmo más lento que el resto de la serie. La temporada inicial funciona como presentación de los personajes y como una prolija radiografía de la política interna danesa. Más allá de que existen ciertos pasajes referidos al ámbito internacional (como, por ejemplo, la visita del presidente del ficticio país Turgisia), este tipo de cuestiones se profundizan en la segunda temporada.

En cuanto a realización, dirección y capacidad actoral, es en ese aspecto en donde mejor luce la serie. Los viajes de Birgitte a Afganistán y África tienen un notorio realismo, y el virtuosismo y carisma que la ministra muestra ante estas temáticas está muy logrado.

Esa segunda entrega también muestra su lado más oscuro y cínico: mientras Nyborg brilla en el exterior, las estrategias de sus opositores cruzan la línea. Allí se da el debate sobre el rol de la prensa y los límites que ésta debería manejar.

Los gajes del conflictivo oficio

Borgen toma ritmo y fluidez con el correr de cada capítulo. Es tan sólida, que tiene la capacidad de, en algunos casos, abordar temáticas fuertes en tan sólo un episodio y sin fisuras. Además del ya mencionado papel del periodismo, la serie abarca la ley de equidad de género, la vigilancia ilegal de partidos, la situación ambiental del país, la presión de los poderosos empresarios y la inmigración, entre muchos otros.

Además, se muestra la vida personal de los protagonistas, en especial cómo atraviesa Nyborg su día a día familiar, mientras lidia con decisiones que afectan a su país y al mundo. También es de destacar la construcción del pasado de Kasper, uno de los aspectos más crudos de esta serie. No obstante, no cae en el morbo: hechos complejos y trágicos son contados de manera cuidadosa.

Al haber modificaciones en el contexto de su protagonista, la tercera temporada ofrece un costado más cotidiano de Birgitte, pero sin perder su enorme vocación política. La resolución de la serie no es de lo más ordenada, pero no afecta a su calidad.

En cuando a lo discutible, un aspecto que Borgen elige no tratar demasiado y que habría sumado a la carga narrativa, es la implicancia de los militantes y de reacciones más palpables de la gente ante cada decisión de los gobernantes.

Más allá de ese detalle, se trata de una serie que marca época dentro de los thrillers políticos y que, más de una década después, volverá con ocho nuevos episodios, que ojalá tengan la tensión y solidez argumentativa de sus antecesores.

Lo mejor: Birgitte, tan real como querible y atractivo.

Lo peor: elige no mostrar demasiado las reacciones del pueblo.

Brinda: Esperanza y reflexión

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