Crítica: Casi feliz

Título original: Casi feliz

Año: 2020

País: Argentina

Género: Comedia

Creada por: Hernán Guerschuny, Sebastián Wainraich

Protagonistas: Sebastián Wainraich, Natalie Pérez, Santiago Korovsky

Producción: HC Films, Tiger House

Plataforma: Netflix

Temporadas: 1 (hasta 2020)

Duración capítulos: 21-28 minutos

Sebastián Wainraich nos trae una comedia que cumple con el objetivo básico de entretener, sobre todo en tiempos de pandemia. Más allá de algunos puntos flacos, la miniserie de diez capítulos logra mantener el tono jocoso pero también melancólico y realista de la modernidad que nos atraviesa: ni las familias ni las parejas ni los trabajos son perfectos, pero se puede ser casi feliz.


Seguimos la vida de Sebastián (obviamente, encarnado por Wainraich), un exitoso conductor de radio, pesimista y bastante pedante, divorciado hace poco tiempo de Pilar (buena actuación de Natalie Pérez, suelta y graciosa como siempre), con quien comparte la tenencia de sus hijos. Sebastián se encuentra en una especie de impasse: no sabe qué hacer para refrescar su programa ni para relacionarse con otras mujeres, tampoco sabe bien qué hacer con los chicos ni con sus propios padres; es un hombre de cuarenta y tantos años que se pregunta, aunque no de manera explícita, cómo sería madurar.

En términos argumentales, Casi Feliz no es más que las vivencias cotidianas del personaje principal. Lo que más atenta contra la serie, quizás, es justamente lo autorreferencial, y es que Wainraich es como Adrián Suar (quien tiene una breve aparición): ambos actúan de ellos mismos, no se puede esperar mucho más. Por fuera de eso, se plantean algunos tópicos que nunca está de más explorar: el éxito, la amistad, el divorcio. Lo más novedoso de la trama es la estrecha relación entre Sebastián y Pilar. Es raro que una ficción nos muestre separados a íntimos amigos, aunque este es justamente el hilo conductor que termina decantando en otra cosa.

Aunque, como toda miniserie, es necesario verla entera para entender de qué va, lo cierto es que cada capítulo es una unidad narrativa que incluso tiene sus propios actores: Julieta Díaz, Gustavo Garzón, Pilar Gamboa, Juan Minujín y Hugo Arana son algunas de las personalidades que atraviesan la serie. Esto ayuda a que, en líneas generales, la miniserie logre enganchar al espectador, y eso es todo un logro en tiempos de sobreinformación, además de ser un punto a favor que Netflix invierta en producciones locales.

Lo mejor: la agilidad. Los capítulos son cortos y concisos.

Lo peor: algunas actuaciones para el olvido y diálogos forzados.

Brinda: Entretenimiento al paso

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