Batman es el nuevo trabajo del director Matt Reeves basado en el popular superhéroe de DC Cómics. Influenciado por cómics como The Long Halloween, The Killing Joke y Year One, nos sumergimos en un thriller policíaco con un Batman joven, lúgubre y puramente detective, característica que había sido relegada en la pantalla grande.
El monólogo inicial tiene estilo propio. Por momentos, da la sensación de estar viendo un cómic en movimiento, con un Robert Pattinson que luce el traje de forma imponente y se presenta a sí mismo como la “venganza”. Las espectaculares escenas de acción se fusionan con una estética noir y una Ciudad Gótica moderna, decadente, sucia y visiblemente corrupta.
Para nivelar, tenemos a un Bruce Wayne apático, descuidado, errático y corrompido totalmente por la pérdida de sus padres, que se combina magníficamente con los escenarios. También se deja en evidencia su inexperiencia y colapso por su autoexigencia y compromiso moral.
Si bien el ritmo narrativo es un poco más lento que el habitual, logra fijar la atención del espectador con acción y tensión. Además, la elección de obviar la historia del origen del personaje es un acierto considerable: es un acontecimiento más que conocido tanto en el cine como en la cultura pop.
La estética y fotografía son un deleite visual. Junto con composiciones de rock y música clásica y renacentista, la banda sonora de Michael Giacchino es un complemento de lo más acorde.
Las actuaciones son muy buenas, destacándose entre ellas las de “El pingüino”, interpretado por un irreconocible Collin Farrell, y “El acertijo”, encarnado de manera magistral por Paul Dano. Por otro lado, Zoe Kravitz brinda destreza como Gatúbela, bien incorporada a la historia.
Desde que se dio a conocer el proyecto, hubo opiniones encontradas entre los admiradores de la saga. Las críticas atacaron especialmente la elección de Pattinson. Pero nos hallamos ante una película sólida, bien dirigida y con ciertos aires de renovación para el personaje. Las motivaciones de sus protagonistas, tanto principales como secundarios, son pieza fundamental, sin dejar de lado la esencia superheroíca.
Hay un Batman nunca antes visto, y al mismo tiempo, cercano a la esencia del personaje. Así, nos brinda una de las mejores obras del Caballero de la Noche.
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