Crítica: 365 DNI

Por Guadalupe Reboredo

Netflix la promocionó como la nueva Cincuenta sombras de Grey, un drama erótico para quienes no se animan a buscar porno. El resultado es aún más bizarro, una película que oscila entre la parodia y el delirio argumental. Vale la pena verla para deslumbrarse con lo peor del séptimo arte.

 

Esta producción polaca dirigida por Barbara Bialowas narra la historia de amor entre Massimo (Michele Morrone), al frente de la mafia siciliana, y Laura (Anna-Maria Sieklucka), una chica a quien ve en la playa en el mismo momento en que su padre muere en sus brazos. Esa simple imagen lo obsesiona a tal punto que la busca durante años y, lógicamente, da con ella. Massimo la secuestra y le hace una propuesta: tiene 365 días para enamorarse de él y, si eso no pasa, la dejará en libertad.

 

Esta versión manoseada de La bella y la bestia haría que Jeanne-Marie Leprince de Beaumont se revolcara en su tumba. Hasta la historia banal -y peligrosamente violenta- de Grey parece una maravilla al lado de este film. Es que acá también vemos al hombre manipulador enamorando a su víctima, quien además cae rendida ante el shopping y los yates, pero ya ni siquiera hay un costado relativamente polémico como el sadomasoquismo: el sexo es, podríamos decir, tradicional, llega tarde (ya va como una hora de película cuando vemos una escena explícita, más allá del sexo oral de los primeros minutos) y está acompañado por una música pop capaz de enfriar cualquier situación.

Además de reforzar un mensaje machista demodé, la historia presenta incongruencias que, más que generar intriga, causan risa. Laura se nos presenta como una ejecutiva que trabaja en el mismo banco donde Massimo debe arreglar algunas cuentas, línea argumental que se abandona totalmente o, dependiendo de la interpretación, se retoma en el final (muy al final). Massimo, quien la persigue desde aquella vez que la vio de lejos, tiene cuadros con el rostro de Laura decorando su casa. ¿Quién los pintó y cómo? ¿Hizo un identikit o algo así?

 

Hay dos “terceros en discordia”: el novio de Laura, quien, aunque lo detesta, le reprocha con ahínco haberla engañado; y una ¿exnovia? del jefe mafioso, a quién sólo vemos una vez (pero aparentemente es muy peligrosa). El colmo de la historia es que, como es de esperar, la víctima se enamora de Massimo pero (¡alerta spoiler!) no sucede en 365 días sino en… ¡dos meses!

 

El auge de este tipo de películas se debe, en parte, al tabú que gira en torno al porno, razón por la cual espectadores de cualquier género y edad, en su afán de buscar producciones audiovisuales que enciendan los sentidos, se inclinan por las ofertas masivas que ofrecen escenas de sexo sin la vergüenza de la clasificación triple X.

 

Lejos quedaron los días en que I.Sat ofrecía películas eróticas donde lo único que importaba eran las escenas de sexo, sin mayores pretensiones. 365 DNI, en cambio, cuenta una historia aparentemente compleja aunque, en los hechos, es un sinsentido, con una gran calidad fotográfica y locaciones deslumbrantes como únicos elementos positivos.

 

Es probable que 365 DNI se convierta en una película de culto en unos años, pero que también sea recordada, quizás, como una de las peores películas de la historia.

 

🤩 Lo mejor: el cambio de look de Laura.
😒 Lo peor: que haya sido de lo más visto en Netflix en Argentina.

Valoración: Horrible 😵

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